jueves, 9 de febrero de 2012
Quiero decirte, que nunca habra cosa mas bella que tú.
Hoy parecía un día normal. O mejor dicho, incluso tirando de los
malos a juzgar por la llovizna matutina y yo sin paraguas. Quién iba a
decir que justo el destino había elegido hoy para cruzar nuestros
caminos. Tú el jefe y yo la nueva. Una presentación obligada que nos ha
sabido a mucho y una mirada llena de vergüenza que intentaba esconder
ese brillito en la mirada. Cuando te ha subido el rubor por el cuello de
la camisa y has conseguido mirarme a los ojos, he sentido como si un
taladro llegara hasta mi cabeza para decirme que sí, que tú habías
sentido lo mismo.
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