domingo, 4 de marzo de 2012

En el mundo genial de las cosas que dices, no le falta ni amor, ni verdad ni matices



Cuando teníamos unos días libres me hacías la maleta y me llevabas a concer(te) en camas de hoteles con otros idiomas.
Tu ombligo en Francia era nombril y beso en Finlandia era suudella pero el brillo en tus ojos cuando te decía que te quería era el mismo en Dinamarca que en tu sofá.
Me encanta la cara que ponías cuando no entendías la carta de los restaurantes y me guiñabas el ojo mientras el camarero gesticulaba.
¿Pero sabes?El mejor destino es siempre a tu vera, porque acabas rindiendo el mundo a tus pies y yo me he rendido a tu risa.

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